
Dirigida por:
Pedro A. Martín
Miguel Ángel
BATISTA
Juan Carlos
TACORONTE
Solamente a través de los otros seremos capaces de comprender
y descubrir nuestra propia identidad.
Bárbaros es una adaptación de la obra teatral La llegada de los bárbaros escrita por el reputado dramaturgo español José Luis Alonso de Santos. La reducción de su título no se hace de manera gratuita: el concepto de “bárbaro” es capaz de tomar numerosas acepciones, tal y como se puede observar en el diccionario de la RAE, y en la misma obra se refleja en todos sus valores y con todas sus connotaciones:
Dos personajes se mueven en un espacio reducido. Uno invade el espacio que el otro debe vigilar y el dominio, el poder, la dependencia aparecen de manera brusca en un escenario ocupado por un banco y con una pantalla de cine que proyecta un fondo gris a modo de iluminación. Dominador y dominado, vigilante y vigilado deben cumplir con su función de manera diligente porque si no serán castigados y sufrirán las consecuencias. Cada personaje debe averiguar quién es el otro y la realidad se nos muestra viva en el escenario. Así las risas nacen de la contemplación de nosotros mismos en el espejo de las tablas, el humor de una realidad desnuda y viva.
Risas porque hablamos de una comedia, un divertimento que ahonda en la crisis económica y de valores que sufre nuestra sociedad: el paro, los problemas sentimentales, la pobreza, la falta de horizontes aparecen de manera natural, nos tocan dentro y nos hacen reírnos de nuestra propia cotidianeidad.
La trama es sencilla: aparece un Hombre Gris, con una maleta vieja, mira a los lados y ve que no hay nadie. Se sienta en un banco y empieza a leer el periódico. Por la parte contraria entra un Vigilante de seguridad uniformado. Así empieza el juego: nadie puede sentarse en ese banco; el Hombre Gris ha infringido las normas. Empieza el enfrentamiento con el público como testigo.
Estos dos personajes son representados por dos actores con una amplia experiencia profesional en la escena canaria:

Miguel Ángel Batista
actor de la compañía Reymala, es un cómico que ha trabajado en diferentes géneros teatrales: Clown, Comedia del Arte, Comedia Clásica, Bufón. Nuestro Vigilante de Seguridad se hace presente en el mundo teatral realizando espectáculos como estos: “La Reunión de los Zanni”, “Noche de Bufones”, “Las Bodas del Capitán”, “Clowneando” y “Stronger” en más de diez festivales tanto insulares, nacionales o internacionales, en los que cabe destacar el “Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro” y el “Miami Book Festival”. Además, con Reymala ha sido nominado a los premios MAX como compañía revelación con el espectáculo “Noche de Bufones”. Ha sido galardonado con varios premios Réplica de las Artes Escénicas con su compañía.

Juan Carlos Tacoronte
el Hombre Gris, comienza su formación como actor en la Escuela de Actores de Canarias, y sigue formándose en Madrid y en Barcelona de forma continua.
Sus aptitudes y gran pasión por el teatro hacen que trabaje como actor profesional en varias compañías, entre ellas Helena Turbo Teatro, Morfema Teatro, Troysteatro y Reciclown Teatro. Paralelamente, lleva a cabo trabajos para Televisión Española y Televisión Canaria en programas culturales, personajes de concursos televisivos y publicidad.
Como narrador oral escénico participa en numerosos festivales, tales como Verano de cuento en la Villa del Sauzal, La Noche de los Cuentos, Encuentracuentos… con textos propios de realismo mágico, que consiguen hacerle cruzar fronteras y llegar a Colombia, donde participa –por invitación– en el II Festival Internacional de Cuenteros, Palabras por la Paz..
Como actor de cine colabora en varios cortometrajes: El paseo, de Carlos Donis; La talega, de Beatriz Fariña; Cotard, de Carlos Delgado, etc. Asimismo, sus cualidades cinematográficas logran que intervenga en el reparto del largometraje La isla del viento, de Manuel Menchón, sobre la vida de Miguel de Unamuno.
Bárbaros es una comedia cercana, apta para representarse en grandes teatros o salas pequeñas. Está dirigida a todo tipo de públicos, el que visita frecuentemente los espacios escénicos y aquel que no está tan acostumbrado a la experiencia teatral. La risa aparece como catarsis que nos libera de nuestras preocupaciones, aunque en este caso también se nos presente como una herramienta útil para advertirnos de la realidad y sus engaños. Una obra hecha para los gestos y el mimo, un pícaro juego de espejos entre dos personajes y el público incapaz de reconocerlos en su propia máscara.
